LA HUELLA DE FRANCIA EN PANAMÁ
A lo largo de su historia, Francia tuvo momentos de apogeo en diversos ámbitos, sobre todo en el cultural, uno de ellos se generó en las últimas décadas del siglo XIX, cuando el país llevó su influencia a casi todos los rincones del orbe, en el caso de América tuvo presencia desde el periodo de conquistas en el siglo XVI, con representación en lo que actualmente es Norteamérica, el Caribe y Sudamérica; las tierras del Istmo de Panamá no fueron conquistadas por la corona francesa, no obstante, se vivió una importante influencia de franceses a fines del siglo XIX con la construcción del Canal de Panamá, hecho que dejó marcas del legado francés en sus diferentes expresiones dentro de este país.
La incursión en Panamá
Durante el periodo colonial español, fue común la presencia de europeos de diversas naciones en Panamá, debido a su situación geográfica de tránsito, pero cobró importancia la estancia de franceses durante el siglo XIX, tiempo en que Panamá formaba parte de la República de Colombia, uno de los primeros países americanos en independizarse de la corona española.
En el siglo XIX, después de los repetidos contactos establecidos por las potencias europeas con las regiones de Panamá y Darién, continúa profundizándose el complejo y dramático encuentro de estos dos mundos, a la vez semejantes y diferentes. El movimiento de Independencia abre de nuevo las puertas y con el apoyo del gobierno colombiano, las potencias, Francia incluida, se motivan nuevamente por la zona con el interés fundamental de construir allí la vía de comunicación que todas ellas desean. (Suárez, 2003: 2)
El interés del gobierno francés fue puesto sobre aquellas tierras del Istmo, en las que desde siglos ansiaban construir un canal que enlazara los océanos Pacífico y Atlántico, para lograrlo se necesitaba el financiamiento de alguna potencia europea de la época, Francia vio aquella oportunidad para llevar a cabo sus intereses, puso a disposición a sus mejores mentes para la planificación de un canal, y mostró al mundo que Francia resaltaba aún en el ámbito científico, como ya era tradición en Europa, a su vez que competía con potencias como Inglaterra y Estados Unidos.
En el último cuarto del siglo, los esfuerzos privados de los hombres de empresa aliados a los científicos, especialmente representados por la Sociedad de Geografía de París, terminan por imponer en Francia los intereses expansionistas de sus miembros. La mentalidad colonial que ellos pregonan a lo largo de todo el siglo lleva a las instituciones privadas y públicas a jugar un rol preponderante en el acercamiento del otro. Ello, en vista de la exploración de una zona que les interesa por las posibilidades de expansión económica y científica que ofrece y que las instituciones consideran fundamental para el desarrollo de una política colonialista, que garantice la entronización del poder francés en el mundo (…) Ellos buscan un compromiso económico del gobierno francés con la apertura del canal interoceánico y, a través de este, la afirmación del dominio de su país en esta parte de Colombia. (Suárez, 2003: 4).
La intención francesa en Colombia se consolida a finales del siglo XIX, a la cabeza de Ferdinand de Lesseps, luego de haber propuesto en París el gran proyecto del canal: “(…) se decide construir un canal interoceánico a través del Istmo de Panamá, se crea la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique de Panama el 17 de agosto de 1879, bajo la presidencia de Ferdinand de Lesseps, quien había tenido éxito en la construcción del canal de Suez…” (Aguilar, 2017: 9).
La figura de Ferdinand de Lesseps fue importante en Francia durante aquel periodo, debido a sus logros en África y Medio Oriente con la apertura del canal de Suez que unió el mar Mediterráneo con el mar Rojo, y permitió el tránsito directo hacia el océano Índico. La llegada de Lesseps a Panamá significó otra oportunidad para demostrar sus éxitos, sin embargo, la historia no se repitió.
Ferdinand de Lesseps nació el 19 noviembre 1805 en Versalles. A partir de mediados del siglo XVIII, sus antepasados habían seguido, con bastante fortuna, la carrera diplomática (…) acabó sus días con mala fortuna. Después de recibir grandes honores y reconocimientos por su labor en Egipto, vislumbró otro gran proyecto afincado a sus ideas progresistas: la construcción de un canal interoceánico que uniera los océanos Pacífico y Atlántico a través de Panamá… (Schulze, 2013: 93, 104).
La construcción del canal en Panamá no pudo concluirse según los planes de Lesseps, debido a la falta de conocimiento sobre la geografía del lugar, además de las enfermedades tropicales que sufrieron sus constructores, se ahondó una crisis moral y sanitaria, también se generó una crisis económica de gran magnitud que declaró la quiebra de la empresa, lo que desprestigió por completo a Lesseps y -por ende- a Francia.
Sobre la cultura francesa
Durante la segunda mitad del siglo XIX, Europa vivió un periodo de desarrollo cultural, económico y político: las grandes incursiones en Asia y África que significaron la hegemonía europea en aquellos continentes. Este tiempo estuvo caracterizado por el optimismo, la elegancia y los logros científicos. Francia fue uno de los países que experimentó con mayor intensidad la Belle époque, el país se preocupó por llevar la lengua francesa a todo el mundo y con ella: la moda, la tecnología y la arquitectura.
La presencia de franceses en Panamá se remonta al periodo colonial, pero se evidencia con más fuerza a partir de mediados del siglo XIX, es evidente que, con la llegada de Ferdinand de Lesseps al país, la cultura francesa se haya asentado con mayor peso entre la sociedad, también se experimentó una importante migración de francófonos provenientes de las islas del Caribe, así lo describe el sitio web Somos Afro Panamá.
Hubo franceses dedicados a la hostelería, restaurantes y establecimientos comerciales. Asimismo, es primordial recalcar la presencia de afrocaribeños en la construcción del Canal de Panamá que motivó una gran migración desde las islas de Guadalupe, Santa Lucía y Martinica, todas colonias francesas. Estos vinieron a Panamá a trabajar en la obra dirigida por Ferdinand Marie Vizconde de Lesseps con la ilusión de apoyar económicamente a sus familias en el Caribe. Al fracasar el canal francés y declararse en bancarrota la compañía, muchos fueron abandonados a su suerte en el Istmo (Somos Afro. Recuperado de: somosafro.org (URL) [14/11/2021]).
La llegada de ciudadanos franceses al Istmo conllevó la modificación de diversas prácticas cotidianas de la sociedad dentro de los círculos en que se desenvolvía la población, sobre todo en la capital y en la ciudad de Colón, que fueron las ciudades elegidas para establecer su residencia. La Ciudad de Panamá experimentó una transformación cultural, es decir, que “el establecimiento de los franceses impuso nuevos patrones de consumo no solo entre las élites xenofílicas, sino también entre el pueblo. La obsesión por el aseo urbano, la privacidad, una estética, costures, formas de ocio y alimentación consideradas ‘civilizadas’, dominaron la década del ochenta” (Pizzurno, 2010: 124).
Entre las diversas innovaciones que experimentó Panamá entre fines del siglo XIX y principios del XX, es destacable la introducción de tecnologías de la época como la llegada del primer automóvil al país, la capital fue la primera en contar con uno: “ (…) En 1905, en las calles recién pavimentadas de la Ciudad de Panamá, circuló el primer automóvil propiedad de un francés comerciante de perlas de apellido Rosenthal, y, en pocos años, por la influencia de la Zona del Canal, Panamá ocupaba uno de los primeros lugares del continente en cuanto al volumen del parque automotor” (Pizzurno, 2010: 130).
Los diversos cambios generados en la sociedad panameña, a principios del siglo XX, eran visibles en el diario vivir, Ciudad de Panamá se convertía en una ciudad cosmopolita, el establecimiento de franceses en el país hizo que se inauguraran comercios y sitios de recreación al estilo de aquellos: “aunque los franceses no llegaron a completar el canal sí se hicieron muy populares en el Istmo, y en los cafés y sitios de reunión se hacían comparaciones muy desfavorables entre la frugalidad de los norteamericanos y el despilfarro de los franceses” (Horna, 1975: 375).
Los franceses asentados en Panamá disfrutaban de invertir en restaurantes, cafés, hoteles, en ellos mostraban su cultura y se combinaba con la local, para el siglo XXI, según datos del año 2014, un número importante de ciudadanos aún habitaba el Istmo: “¿Cuántos franceses residen actualmente en Panamá? Ese número ha crecido bastante en los últimos años, hacia unos 2000 nacionales que viven acá. La cifra se multiplicó por cuatro en los últimos cinco años. Pero no sabemos el número exacto porque no hay una obligación constitucional de registrarse en el consulado francés, más bien lo hacen algunos voluntariamente” (Palacios, 2014: 1).
Con una población de franceses importantes y en crecimiento resulta necesario el establecimiento de un centro cultural que sirva como un punto de reunión e intercambio cultural para franceses, francófonos y francófilos. Para mediados del siglo XX, se inaugura “la Alianza Francesa de Panamá fue creada en el año 1951 como asociación sin fines de lucro, gracias al apoyo de personalidades del país con la intención de promover el idioma francés y la cultura francófona y de fomentar una dinámica de intercambios culturales” (Alianza Francesa de Ciudad de Panamá).
Se sabe que Francia, a lo largo de los siglos, se ha destacado por sus aportes en la educación y la investigación científica; su capital, París, aún es llamada la Ciudad de las Luces. Durante todo el siglo XX su influencia cultural fue la predominante en Latinoamérica, el idioma francés se convirtió en una lengua elegante y de élites.
Actualmente, la población francesa residente en Panamá se encuentra bien adaptada y consolidada, sus fiestas nacionales son celebradas cada año, como lo muestran diversos autores al respecto: “el próximo 14 de Julio la comunidad francesa en Panamá celebra el Día de Francia con un gran show organizado en las terrazas de las esclusas del Canal de Panamá, en el marco de la celebración del centenario de la vía interoceánica” (Palacios, 2014: 1).
Legado en la arquitectura
Sobre los aportes de la influencia francesa en la arquitectura panameña, existen diversos ejemplos visibles en el centro de la ciudad: hoteles, edificios gubernamentales, plazas, parques, en ellos puede apreciarse la introducción de estilos como el art nouveau y el academicismo, presentes -sobre todo- en la capital y que dieron un aire mucho más elegante y europeo a esta metrópoli.
Los iniciales aportes de estilo francés dentro de la arquitectura se dieron con la construcción del Canal de Panamá, uno de ellos fue la implementación de mansardas en los edificios del barrio de San Felipe, así como el actual Museo del Canal Interoceánico, el hotel Central y la American Trading. Al respecto, el arquitecto Horna señala: “con el inicio de la construcción del Canal por parte de los franceses, nuestra ciudad tranquila y apacible con su arquitectura colonial, comienza a ver y a mostrar nuevas tendencias en su arquitectura. Francia, con las nuevas técnicas de la época, revoluciona el medio, y la arquitectura colonial y la traída por los franceses al Istmo logran acoplarse perfectamente” (Horna, 1975: 377).
Para mediados del siglo XIX, la capital recibió un significativo impulso en las actividades financieras que cambiaron la fisonomía de la ciudad, entre las antiguas edificaciones coloniales se levantaron estructuras con influencia de la arquitectura francesa en boga, algo que fue común en las capitales latinoamericanas de aquella época, aquel gusto europeizante las hacía elegantes y modernas.
El área del Casco Viejo comprende desde las instalaciones del Cuartel Chiriquí, hoy Plaza de Francia, hasta la Puerta de Tierra, antiguamente ubicada donde está la casa de los Arias Feraud, frente a la Iglesia de La Merced. Allí, al igual que en la ciudad de Colón y en distintas áreas de la zona canalera, se realizaron numerosas construcciones de estilo francés con motivo del inicio de la construcción deI Canal por el conde Fernando de Lesseps, construcciones que lograron armonizar con las estructuras coloniales ya existentes (Horna, 1975: 365).
A partir de 1850 se observa la construcción de diversos hoteles, alentados por el desarrollo mercantil que emergía en la capital, la puesta en marcha de hoteles administrados por ciudadanos estadounidenses y franceses logró convertirlos en centros de interacción social y cultural: “El Grand Hôtel, el Hotel Central, el Tivoli, el Washington de Colón y El Panamá, no solo impusieron estilos y nuevos estándares de consumo, sino que también renovaron los patrones de comportamiento social (...) cuando llenaron un vacío importante en la hotelería capitalina…” (Pizzurno, 2010: 118).
El hotel más importante en la década de 1850 fue el Aspinwall, construido ante el creciente tráfico de viajeros europeos y estadounidenses debido a la construcción del canal interoceánico, que llamó la atención de diversos ciudadanos a nivel global.
(…) propiedad de un estadounidense, ubicado en la esquina de la avenida Central y calle 8, que fue destruido en 1870 a raíz de un incendio. Con sus dos altos y sus balcones corridos hacia la calle, se parecía más a una residencia familiar que a un hotel (Tejeira y Spadafora 2001). Según Otis era probablemente el mejor del Istmo (Otis 1968). En 1855, cobraba la exorbitante suma de “tres dólares por catre” sin derecho a alimentación. Las habitaciones eran compartidas “con una media docena de catres” “alineados en cada una de ellas” “perfectamente limpio” y administrado por un francés muy hábil que tenía a su servicio a varios jóvenes alemanes (Oran 1950:13) [Pizzurno, 2010: 121-122].
Emblemático en Ciudad de Panamá fue el Grand Hotel, propiedad de un francés, erigido en el centro de la ciudad, con una decoración muy lujosa y un servicio único que pudo acoger hasta 150 huéspedes, llamaba la atención la existencia de frescos en sus muros, resaltando aún más su belleza: “en 1850, el próspero comerciante alsaciano George Loew, que llegó al Istmo atraído por la fiebre del oro californiano, levantó un hotel a un costado de la catedral. En 1874, la planta fue víctima del fuego, lo que condujo a su demolición y posterior traslado a un costado del Cabildo. La nueva estructura, donde hoy funciona el Museo del Canal Interoceánico, era monumental y se inauguró el cuatro de septiembre de aquel año en medio de grandes celebraciones” (Pizzurno, 2010: 124).
No menos importante fue el Hotel Central, que se caracterizó por tener a huéspedes ilustres como el presidente estadounidense Theodore Roosevelt y Ferdinand de Lesseps, la estructura originalmente de notoria influencia francesa resalta dentro del Casco Viejo de la Ciudad, el propietario: “fue otro francés, Émil Dreyfous, quien levantó el Hotel Central en 1874, al mismo tiempo que Loew construía el Grand Hôtel. Ubicado en la calle 5ta. y la avenida Central, frente a la Catedral, este inmueble se mantuvo en pie hasta hace relativamente poco y sus propietarios se encuentran en litigio con la Dirección de Patrimonio Histórico después del reciente desplome de una pared. En 1878, la estructura fue presa del fuego, lo que provocó su reconstrucción en 1883” (Pizzurno, 2010: 126).
El auge de cambios en construcciones pudo observarse en la construcción de hoteles al estilo francés, pero también fue notorio en residencias que se adaptaron a los nuevos patrones de construcción siguiendo la moda de la época, el arquitecto Rodríguez Porcell señala al respecto: "Las viviendas coloniales españolas comienzan a maquillarse a la francesa con balcones de hierro forjado, techos de mansarda y miñaques de todo tipo". Cabe observar, además, que todas estas casas tienen un parecido con casas construidas por los franceses en Nueva Orleans y las Antillas Francesas: Los ejemplos más notables de estas viviendas eran casas amplias de madera, con balcones de hierro forjado y techo con tejas de Marsella (Horna, 1975: 375, 377).
La memoria del legado francés en Panamá fue plasmada en Plaza de Francia, originalmente la actual plaza formaba parte de un conjunto defensivo del siglo XVII, dentro de la denominada Punta Chiriquí, fue utilizada como plaza militar hasta su modificación y readecuación en la segunda década del siglo XX.
A principios de la década de 1920, el presidente Belisario Porras decide honrar la iniciativa y esfuerzo de los franceses transformando la Plaza de Armas del Baluarte de Chiriquí en la Plaza de Francia, en honor a Ferdinand de Lesseps y a los trabajadores del canal francés que vinieron de Francia, Martinica y Guadalupe. La ceremonia de inauguración de la Plaza de Francia se realiza el 4 de diciembre de 1923 (Aguilar, 2017: 9-10).
La Plaza de Francia forma parte de un conjunto turístico dentro del Casco Antiguo de Ciudad de Panamá donde pueden verse las estatuas de Lesseps y el gallo que representa a Francia con mirada al océano desde las alturas de Las Bóvedas que rodean dicha plaza.
A modo de conclusión se observa que Francia tuvo presencia importante en Panamá en diversos ámbitos: social, arquitectónico, económico y cultural, que adquieren relevancia con la construcción del Canal de Panamá en las últimas décadas del siglo XIX. Durante su estancia en el país, la población francesa llegada desde Francia y del Caribe generaron cambios artísticos en la arquitectura del país, mayormente en el Casco Viejo de Ciudad de Panamá, son autores, también, de la renovación en hotelería y con la apertura de restaurantes y sitios de ocio formaron una sociedad cosmopolita.
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