Hacia una revaloración de la arquitectura patrimonial arequipeña desde una perspectiva sensible-sensitiva como oportunidad para su cuidado y preservación.
Hay espacios que trascienden el tiempo, la forma y la materia, espacios que prevalecen y permanecen no solo en nuestro entorno físico, sino también en nuestra memoria e imaginación, espacios que articulan y condensan nuestro sentido histórico: nuestro pasado, presente y futuro. Dichos espacios a los que hago mención pueden verse representados en una arquitectura auténtica, en la arquitectura patrimonial arequipeña: una arquitectura basada en la verdad (una arquitectura basada en la verdad es considerada por el arquitecto Héctor Velarde como aquella arquitectura que expresa una complejidad y coherencia entre las partes y el todo; entre lo espacial, lo formal y lo constructivo), que es capaz de detonar y consolidar imágenes y narrativas profundas e íntimas; esquemas mentales-corpóreos que estructuran nuestra imagen del mundo y que condicionan nuestra relación, entendimiento y desenvolvimiento en el mundo.
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