Arequipa, moldeando el sillar
Antecedentes y contexto
Arequipa es una de las ciudades principales del Perú. Dentro de esta podemos encontrar la zona monumental del Centro Histórico de Arequipa, considerada como Patrimonio Mundial de la Humanidad, por UNESCO, desde el 27 de noviembre del 2000.
El Comité del Patrimonio Mundial (UNESCO) del año 2000 comenta que la arquitectura ornamentada en el Centro Histórico de Arequipa representa una obra maestra de la integración creativa de las características europeas y nativas, crucial para la expresión cultural de toda la región. Asimismo, es un ejemplo sobresaliente de asentamiento colonial, desafiado por las condiciones naturales, las influencias indígenas, el proceso de conquista y evangelización, así como la espectacularidad de su entorno.
Es importante mencionar que el centro histórico responde a su entorno y a los fenómenos naturales propios de este lugar. La ciudad está dominada por tres volcanes nevados (Misti, Chachani y Pichupichu), de ellos, el Misti es el más emblemático.
Izquierda: Vista de la Catedral de Arequipa desde la calle Mercaderes.
Derecha: Frontis de la Catedral de Arequipa. / Pablo Arango
El sillar
La mayoría de los edificios en el centro histórico presentan la utilización de una roca volcánica blanca o rosada denominada sillar, como elemento constructivo predominante. Esto se debe a su gran resistencia en lugares de clima templado libres de humedad, como lo es el de Arequipa; y por la abundancia de este material en las canteras cercanas a la ciudad, como las de Añashuayco, Cerro Colorado, Santa Isabel, etc.
El sillar no es una piedra maciza, sino porosa. Por ello, es una piedra dúctil a la acción del cincel, deja cortarse en formas y tamaños diversos. Su composición permite la talladura fina para altos y bajos relieves. El sillar se encuentra en dos tipos, uno llamado de grano fino, que es el adecuado para vanos, dinteles y portadas; y el sillar más poroso, de grano grueso, se destina a los cimientos y muros.
Izquierda: Detalle ornamental en sillar, en casa Tristán Pozo.
Derecha: Detalle de aparejo en sillar, en rectorado de la UNSA.
/ Pablo Arango
Arquitectura
La arquitectura predominante en el centro histórico de Arequipa es la religiosa y la civil. En ambas predomina el uso del sillar en diferentes elementos arquitectónicos y decorativos, esculpiendo la piedra en figuras religiosas, de flora y/o fauna. Este trabajo plástico expresa, en la arquitectura arequipeña, una integración de las corrientes europeas con influencias prehispánicas, consolidando una expresión cultural propia de Arequipa.
Gonzalo Ríos Vizcarra (2015) en “Arequipa como paradigma” comenta que la arquitectura arequipeña dedicó más esfuerzo en la obtención de un sistema estructural lo suficientemente eficiente para hacer frente a los sismos que la ornamentación integral del edificio.
Sin embargo, trabajaron una delicada y fina ornamentación a tres niveles. El primero, compuesto por las portadas, en la arquitectura religiosa como en la civil doméstica. El segundo reúne los vanos, interiores como exteriores, puertas secundarias y hornacinas (perforaciones en los gruesos muros arequipeños). Finalmente, el tercero, que alberga la ornamentación de los claustros y patios, en elementos como los pilares.
Portadas
Ríos G. (2015) explica que las portadas arequipeñas, tanto de la arquitectura religiosa como civil, concentran gran parte de la ornamentación de los edificios, pero, además de ello, aportan una estructura compositiva que se distinguió del resto de portadas producidas durante la colonia en otras regiones del virreinato del Perú. Las portadas son el elemento central que concentra la mayor parte de la iconografía colonial arequipeña.
Las portadas de arquitectura religiosa se dividen en mayores y menores. Los componentes más relevantes de las portadas son: gran puerta de arco semicircular, pilastras o columnas laterales que enmarcan la puerta, claves o ménsulas que marcan el eje de simetría de la portada. En la mayoría de los casos existe una ventana u hornacina en el centro del frontis, en donde se coloca una imagen religiosa. Las portadas mayores presentan tres calles en el primer cuerpo, a diferencia de las menores, que solo tienen una.
Las portadas de la arquitectura doméstica, desarrolladas principalmente durante el siglo XVIII, presentan características más básicas, destacan el cambio de la puerta semicircular de las religiosas por una puerta rectangular y no existen hornacinas en la composición.
Vanos
Los vanos, básicamente para las ventanas, interiores como exteriores, las puertas secundarias que normalmente rodean los patios y algunas hornacinas que albergan una imagen religiosa. En el caso de la arquitectura religiosa, los vanos están conformados por las puertas secundarias, por ejemplo, las laterales.
La ornamentación e iconografía de los vanos son simples. En sus remates laterales y en su parte central presentan conchas, motivos florales o rostros de ángeles alados. También es recurrente la utilización de anagramas católicos, siendo los tres más recurrentes el de Jesús, María y José, en orden descendente.
Izquierda: Puerta secundaria de la iglesia de La Compañía de Jesús. Derecha: Detalle de vanos en pasaje de la Catedral./ Pablo Arango
Claustros y patios
Ríos G. (2015) comenta que tanto los claustros como los patios constituyen el eje articulador espacial de la organización de la mayoría de la arquitectura colonial del virreinato del Perú, caracterizándose por el empleo de llenos y vacíos.
Los claustros pertenecen a la arquitectura religiosa constituida por los monasterios y conventos. Estos espacios son, por lo general, de planta cuadrada o rectangular, teniendo en cada uno de sus lados una galería porticada con arcos de medio punto. Estas galerías, en su mayoría, presentan bóvedas de arista.
Los patios pertenecen a la arquitectura civil y doméstica, y carecen de las galerías propias de los claustros. Estos se van adaptando a la forma del solar (terreno) en el que les toque desarrollarse. Por lo tanto, su forma y geometría es diversa en forma, pero siempre manteniendo cuatro lados que adquieren jerarquía según su cercanía y relación con el ingreso. Siendo el primer patio, el que se encuentre más cerca al ingreso, el de mayor importancia y el que albergará mayor decoración y ornamentación.
Izquierda: Primer patio del rectorado de la UNSA. Derecha: Claustro del monasterio de La Recoleta. / Pablo Arango
El claustro arequipeño más destacable es el claustro del complejo religioso de La Compañía de Jesús. Este cuenta con un tratamiento especial de los pilares, que cuentan con ornamentación en sus cuatro caras; esta tiene motivos vegetales, principalmente, frutos y flores.
Izquierda: Claustro principal del templo de La Compañía de Jesús. Derecha: Detalle de ornamentación en los pilares, claustro de La Compañía de Jesús. / Pablo Arango.
Izquierda: Relación pilar–claustro, La Compañía de Jesús. Derecha: Relación pilar–galería, La Compañía de Jesús. / El autor
Es importante mencionar que los claustros y los patios son los espacios naturales de desfogue de las lluvias, premisa que originó el uso de chorreras con alusión a felinos de los Andes.
Finamente, visitar el Centro Histórico de Arequipa es una experiencia inolvidable. Dejarse rodear de su arquitectura, de sus detalles y de su materialidad, nos transporta a un lugar único en el mundo, en donde resalta el sillar como elemento constructivo y como textura predominante en la ciudad. Descubrir sus calles hoy es un viaje sin fin de contrastes entre el pasado y la actualidad.
Referencia bibliográfica. Arequipa como paradigma. Introspecciones americanas de inicios del siglo XX en busca de una arquitectura propia de Gonzalo Ríos Vizcarra (2015).
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