ARQUITECTURA BALINESA EN EL CARIBE PANAMEÑO
La Casa del Elefante es una estructura centenaria construida en tres tipos de madera por artesanos balineses, la edificación hizo un viaje en barco desde Indonesia -contenida en piezas- para actualmente saludar a todos los visitantes siendo la primera cara de Nayara Bocas del Toro, otrora Bocas Bali. El detallado armazón hecho en fuste da un mensaje contundente sobre el tipo de espacios y arquitectura con la que convivirán en los días siguientes, y es que este complejo hotelero busca brindar una experiencia única a los huéspedes en la que el arte y la arquitectura son elementos clave.
Contiguo al muelle, una pasarela de tres metros de ancho flanqueada con coquetos faroles javaneses invita a adentrarse en la isla, es esta la columna vertebral de la movilidad en todo el complejo, ya que conecta mediante recorridos lineales continuos el punto de desembarque con la Casa Club, las villas sobre el agua, la playa y las casas del árbol en un armonioso recorrido.
Complejo Nayara Bocas del Toro, Casa del Elefante y pasarelas / Archivo Nayara Bocas del Toro
Nayara Bocas del Toro se emplaza en la Isla Frangipani con un concepto de diseño balinés que resalta las maravillas del Caribe panameño; los complejos hoteleros sobre el agua suman poco más de 200 a nivel global (en su mayoría en Las Maldivas), y Nayara busca posicionarse entre los más selectos. La isla está formada por 3.5 Ha de tierra firme y 35 Ha de frondosos manglares que la bordean, formando 5 kilómetros de costa, lo que generó importantes retos constructivos.
Volviendo al recorrido, la Casa Club es un espacio mayoritariamente abierto, que alberga el mostrador de recepción (al aire libre), el vestíbulo, el Coral Café (uno de los dos restaurantes), el SPA, sanitarios, gimnasio y la piscina. Todo esto en pleno contacto con la naturaleza donde el canto de pájaros, el revoloteo de coloridas mariposas y la brisa marina son partícipes.
Complejo Nayara Bocas del Toro, Coral Café, Playa del hotel / Archivo Nayara Bocas del Toro
El complejo hotelero cuenta con dos tipos de habitación, cada una enfocada en brindar una experiencia distinta, pero únicas en su tipo. La primera de ellas es la villa sobre el agua, una espectacular construcción apoyada en pilotes; ubicadas en zonas estratégicas de la costa que no afectan los corales. Las villas también llegaron a Panamá en piezas desde Indonesia, y su cubierta es de tipo joglo –forma de techo típica javanesa- solo que con recubrimiento de paja para contextualizar en el entorno panameño. En el interior, la protagonista es la cama que cuenta con un tumpeng sari, que no es más que un dosel de madera finamente tallado en una técnica artesanal balinesa.
En la habitación resaltan los murales en madera y piedra, pero la joya de la corona para la mayoría de los visitantes es la ventana de agua ubicada en el suelo de la recámara y que permite ver corales, peces, erizos, sardinas, medusas y toda la fauna marina que decida pasar por allí, misma que en la noche se siente atraída por las luces que se han instalado para apreciarlas mejor.
En su exterior, las villas tienen terraza y piscina privada, resaltando un detalle clave, pero que no se percibe al instante, y es que cada villa está dispuesta de tal forma que existe privacidad sin sacrificar la vitalísima vista al mar. Todos estos elementos conforman un entorno que busca sobrepasar las expectativas del imaginario colectivo sobre lo que significa una experiencia de ocio en las aguamarinas costas del Caribe.
Villas sobre el agua / Archivo Nayara Bocas del Toro
Las otras habitaciones hacen gala a la espesura bocatoreña, y son llamadas “la casa del árbol”, estas estructuras -que más que una casa son técnicamente un edificio de tres niveles- cuyas cubiertas sobresalen del resto de los árboles son obra de IBUKU, una firma de diseño basada en Bali y dirigida por Elora Hardy, quienes llevaron a la realidad el concepto que tenía en mente el dueño del singular hotel.
Bocetos Casa del árbol / Archivo IBUKU
Estas habitaciones construidas en madera tienen una primera planta libre, en la segunda se ubica la habitación y en la tercera, una terraza que ofrece vistas a toda la isla e, inclusive, a las otras más cercanas. En la casa del árbol protagonizan los detalles que en su mayoría provienen de Bali y Java, destacando el recibidor con una puerta pivotante ovalada y sinuosas particiones en mimbre, sumado a una tina de baño hecha en cobre. Resaltan también las fibras naturales, la madera y el bambú como materiales constructivos predominantes.
La casa del árbol ofrece una experiencia de inmersión en el bosque tropical, en los que flora y fauna local convergen armoniosamente ofreciendo un ambiente de paz y tranquilidad resguardado por la exclusividad de ubicarse en una isla privada.
Casa del árbol y detalles constructivos / Archivo Nayara Bocas del Toro y Archivo Duabitad
Sin lugar a duda, Nayara Bocas del Toro es un complejo hotelero con un alto valor en diseño arquitectónico e interiorismo, un logro de sus ideadores que no solo recae en lo estético, ya que el lugar fue pensado para ser –realmente- respetuoso con el ecosistema del lugar, buscando preservarlo lo más posible.
Construir responsablemente en una isla fuera de la red de suministro eléctrico, hídrico y de recolección de desechos ocasionaron que edificar todas las estructuras conllevara ingentes esfuerzos para colectar y purificar el agua, producir energía limpia y procesar los desechos. Hechos que se leen rápido, pero que requirieron numerosas horas para desarrollar sistemas innovadores que optimizaran la inversión.
Riqueza natural del Archipiélago de Bocas del Toro / Archivo Nayara Bocas del Toro
Todo el conjunto que hoy podemos visitar es obra de un equipo de más de 10 nacionalidades y lenguas distintas, que afrontó grandes retos como la incertidumbre en una inesperada pausa por pandemia previo a la inauguración.
El personal de Nayara Bocas del Toro buscará -sobre todas las cosas- brindar la mejor experiencia de viaje posible en un resort sobre el agua. Bocas del Toro es una región que podría definirse como exuberante, un archipiélago de color aguamarina custodiado por sus característicos manglares en el que habitan exóticas especies de flora y fauna, y en el que su gente innatamente alegre brindará siempre una sonrisa desde sus emblemáticas estructuras construidas sobre el agua.
Tomas varias / Archivo Nayara Bocas del Toro
Duabitad más que arquitectura y diseño
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