TIAHUANACO, VESTIGIOS ARQUITECTÓNICOS DE UN IMPERIO
Una civilización perdida
Tiahuanaco es el nombre de una cultura prehispánica que se desarrolló en el altiplano andino, aproximadamente entre el: “año 200 AEC, al comienzo del Periodo Intermedio Temprano, y su colapso se calcula alrededor de 1000 EC, durante el Periodo Intermedio Tardío” (Protzen, 2016: 18). Si bien su existencia no está lo suficientemente estudiada, sus obras arquitectónicas trascendieron a los incas, la conquista española y a varios cazafortunas que saquearon la antigua ciudad de Tiahuanaco hasta el siglo XX, causando importantes daños en las estructuras.
Geográficamente, el sitio arqueológico de Tiahuanaco se encuentra ubicado a más de 3800 metros sobre el nivel del mar, a 55 kilómetros del lago Titicaca, en Bolivia; se trata de un entorno de escasa vegetación, en una planicie de clima frío, donde los tiahuanacotas desarrollaron su cultura y conformaron un imperio que se extendió por la parte occidental de Bolivia, el suroeste de Perú y el norte de Chile y de Argentina, un imperio que desapareció antes de la llegada de los incas.
La cultura Tiahuanaco fue una sociedad teocrática, politeísta, que tenía como base económica el comercio y la agricultura, mediante una técnica denominada camellones. Fueron grandes talladores de piedra, sus más importantes construcciones son: el templo de Kalasasaya, Templete Semisubterráneo, la pirámide de Akapana, Kantatallita, Putuni, Kerikala y el palacio de Puma Punku. Así como importantes esculturas entre las que destacan: la Puerta del Sol, la Puerta de la Luna, y los monolitos.
Templo de Kalasasaya
Uno de los principales templos es el Kalasasaya, que significa templo de las piedras paradas, haciendo alusión a las distintas columnas de piedra arenisca que se extienden en un terreno de aproximadamente dos hectáreas, formando parte del área nuclear de Tiwanaku (en este artículo se hace uso de los nombres Tiwanaku o Tiahuanaco, con validez de ambos). El acceso principal al templo está conformado por una escalinata de siete peldaños orientados al oriente, por donde ingresan los primeros rayos del sol en las mañanas.
Se sabe que las colosales columnas de piedra habrían sido indicadores del movimiento solar, lo que llevó a plantear que Kalasasaya fue un templo dedicado a mostrar diversos eventos astronómicos, entre ellos, las distintas estaciones del año, pues sus esquinas y entrada demarcan los solsticios y equinoccios con una gran precisión.
El Kalasasaya es una estructura bastante imponente… en área construida, de aproximadamente 135 por 120 metros, es comparable a, por ejemplo, el templo interior de Angkor Wat y sus confines podrían haber albergado la catedral de Chartes sin mayor problema. De 1957 a 1960, el CIAAAT (Centro de Investigaciones Arqueológicas, Antropológicas y Administración de Tiwanaku) realizó excavaciones dentro de la estructura y limpió todo su perímetro. Posteriormente, reconstruyó los muros de contención de Kalasasaya en los cuatro lados, la puerta de ingreso y partes de los muros que delimitaban el patio interior del terraplén circundante (Protzen, 2016: 104).
El templo de Kalasasaya fue erigido como residencia palaciega similar a los hipotéticos palacios incas en Cuzco. Ambos consideran, por lo tanto, que la estructura sirvió no solo para albergar a los gobernantes y a sus familias, todos descendientes directos de los fundadores de Tiwanaku, sino que, además, estaba abierta para ofrecerles techo a los peregrinos de alto estatus.
Dentro del templo de Kalasasaya, exactamente en su parte central, se encuentra una pieza importante dentro de la simbología religiosa en la cultura tiahuanacota, se trata de La Puerta del Sol, un arco decorado con rica iconografía, tema que será abordado más adelante.
Templete Semisubterráneo
Se trata de una de las construcciones más importantes del sitio y una de las primeras, es conocido también por llamarse “el templo de las mil caras”, haciendo alusión a las estatuillas incrustadas en sus muros, está ubicado al este del templo de Kalasasaya, se encuentra por debajo del nivel del suelo del área adyacente.
El Templete Semisubterráneo llama la atención por su pequeño tamaño y espacio hundido. Construido con muros de mampostería elegante, si bien sencilla, decorados con cabezas clavas talladas, el Templete Semisubterráneo sirvió como un espacio autocontenido que se conecta visualmente a dos de los monumentos más importantes en Tiahuanaco, Akapana y Kalasasaya (Protzen, 2016: 73).
Llama la atención la existencia de cabezas clavas de diferentes proporciones y características, las cuales sobresalen en los muros del templo: Se decoraron con cabezas clavas efigie, las cuales fueron esculpidas en rocas de color crema o rosadas. Probablemente, la decoración de las cabezas efigie resaltaba los gorros, las diferentes formas faciales y de ojos. Esas imágenes, al parecer, representaban ancestros de varios grupos que conformaron la colectividad comunal político-ritual en Tiwanaku (Couture 2002; Kolata 1993). Además, se piensa que los monolitos simbolizaron a antiguos y poderosos ancestros míticos de la comunidad (Rivera, 2011: 25).
Los muros están conformados por 57 pilares y sillares monolíticos de arenisca roja, donde están enclavadas 175 cabezas, antropomorfas y zoomorfas diferentes entre sí, trabajadas en su mayoría en piedra caliza; los cuales corresponderían a un muestrario de los grupos étnicos de la época, trofeos de los enemigos derrotados o una galería de retratos de los notables de Tiahuanaco
En el centro del templete se encuentra el Monolito Barbado o Kontiki Wiraqocha (señor de las aguas, con barbas y vestido con una larga saya), esculpido en roca arenisca acompañado de dos estelas menores. Hay un consenso entre investigadores que este antiguo edificio se convirtió, con el tiempo, en el espacio ceremonial de mayor importancia: lugar de veneración a los ancestros de las élites de Tiahuanaco.
Pirámide de Akapana
La pirámide de Akapana es uno de los monumentos más imponentes de Tiwanaku, tiene una planta escalonada y sus dimensiones generales son: 194,14 m de ancho, 182,4 m de largo y una altura de 18 m, cubriendo una extensión de 28.436,56 m2. Está conformada por siete niveles o plataformas terraplenadas contenidas por muros de piedra arenisca labrada.
Akapana hoy se asemeja a una colina simple y severamente erosionada, y si no fuese por las excavaciones realizadas en los últimos treinta años, los visitantes no podrían ver los numerosos muros de contención y terrazas de la colina. La mayoría de los muros de contención que todavía eran visibles a mediados del siglo XVIII han desaparecido (Protzen, 2016: 782).
A lo largo del tiempo, la pirámide de Akapana ha sido objeto de diversas interpretaciones sobre su función, desde ser una fortaleza, granero, almacén o templo, se trata de la estructura más imponente y grande del sitio arqueológico de Tiwanaku: “(…) la Pirámide de Akapana lIegó a ser monumento de la poderosa élite que organizó la expansión agresiva del estado de Tiwanaku a lo largo de los Andes…” (Vranich, 2001: 300).
Cuando la civilización tiahuanaca se expandió por una gran parte de los Andes hasta llegar a la costa actual del norte de Chile, en su llamada etapa imperial, construyeron las grandes edificaciones que persisten hasta la actualidad, en el caso de Akapana “(…) no existe una fecha aproximada para poder saber cuándo se llevó a cabo la edificación de Akapana. Sin embargo, las evidencias respaldan la idea de una remodelación de Akapana realizada entre el 700 y 800 D.C. (Rivera, 2011: 29).
Kantatallita
Un templo denominado “Luz del amanecer” yace a aproximadamente 100 metros al este de Akapana, tiene forma rectangular con zócalos de bloques líticos, sobre los cuales habría paredes de adobe, de unos 35 metros de este a oeste, y 29 de norte a sur. De importancia es que en su interior se destaca la piedra maqueta, que sería la representación de un templo aún no descubierto, tallado en un bloque cuadrangular de 20 toneladas, muestra pequeñas escalerillas y patios. Hacia el este hay dos pequeñas escalinatas de tres tramos, que descienden a un patio grande; al oeste hay tres escalinatas de tres peldaños que suben a una plataforma donde hay seis perforaciones cuadrangulares en dos hileras que indicarían la posición de monolitos u otro tipo de monumentos.
Putuni
Ubicado al oeste del templo de Kalasasaya, se encuentra su acceso principal, una portada imponente de piedra labrada, deriva su nombre del vocablo aymara putuputini, que significa "donde hay huecos", debido a las cámaras funerarias que circundan el patio central, que a su vez hacen que el lugar también sea conocido como el "Palacio de los Sarcófagos". Se construyó hacia el año 900 d. C., a la finalización del Periodo Clásico.
Han perdurado grandes bloques tallados en andesita, colocados en hileras, dando la idea de la planta de las edificaciones. Sobre estos bloques se levantaban las paredes de adobe. Alrededor de un patio central había cuatro cuerpos de construcciones, siendo el oeste más ancho que los demás.
En los muros interiores se encuentran cámaras funerarias con acceso al patio central con una puerta corrediza de piedra que se deslizaba al humedecer el piso: “Putuni arroja sugerentes indicios de haber sido bastante más magnífico en el pasado. Los contornos de Putuni fueron registrados y figuran en los planos de muchos exploradores del siglo XIX” (Protzen, 2016: 114).
En la pared del norte hay dos pequeñas entradas, con peldaños para acceder a la plataforma, hacia el oeste estaba el recinto principal, con canales de drenaje. Probablemente era la vivienda del gobernante; por la riqueza de los ajuares mortuorios se supone que a su alrededor se enterraba a importantes miembros de la sociedad.
Kerikala
La estructura arqueológica de Kherikala se encuentra 20 metros al oeste de Putuni. Su nombre significa "piedras de fuego" o "piedras que arden", y consta de unos 2000 metros cuadrados de edificación. Se trata de una estructura tipo patio que “mide aproximadamente 70 por 50 metros y cuyo eje más largo se orienta de este a oeste. La estructura está muy mal preservada, pero es posible reconocer que el patio fue en algún momento cerrado por un muro de cuartos contiguos” (Protzen, 2016: 56).
Las paredes dobles de adobe, con un hueco interior, servían de aislante térmico. Se trataba, probablemente, de un palacio ocupado por sacerdotes encargados del sistema religioso. Los bloques de sus muros tienen huecos donde quemaban la koa (incienso) en ofrenda al sol.
Puma Punku
Puma Punku es el nombre de un gran complejo de templos que forma parte del sitio arqueológico Tiahuanacu. El origen de estos templos es un misterio, pero basado en la datación por carbono del material orgánico que se encuentra en el sitio, los arqueólogos creen que el complejo pudo haber sido construido por el imperio Tiwanaku.
Una de las civilizaciones más importantes antes del Imperio Inca, que floreció entre 300 y 1000 después de Cristo. Posnansky afirmó que se usaron alineaciones astronómicas y que el lugar fue construido como si se tratase de un reloj gigante: “Pumapunku mostraba aún importantes piezas con frisos arquitectónicos de impresionante factura, ejemplos claros son los diseños que presentan la cruz andina, asociados a grandes portales similares a la Puerta del Sol” (Yaeger, 2004: 340).
La Puerta del Puma es el montículo con terraza situado al este que mira directamente a unos bloques megalíticos. Tiene 210 metros de norte a sur y 132.4 metros de este a oeste, más 4.8 metros de altura. Esta gigantesca ruina tiene tres plataformas coronadas por un templete. Se cree que la estructura estuvo en su tiempo adornada con placas de metal pulido, cerámicos de brillantes colores y otras ornamentaciones, pero no se sabe nada de ella, debido a que no hay registros escritos.
Puerta del Sol
La cultura tiahuanacota contaba también con esculturas de proporciones monumentales como la Puerta del Sol, Puerta de la Luna, y los monolitos: Bennett, Ponce y Fraile. La Puerta del Sol fue colocada en el lugar que ocupa hoy, el ángulo noroeste, en época muy reciente, hacia 1903 o 1904, y seguramente cambió de lugar otras veces. Es probable que se tratara de la entrada de un gran templo, desaparecido ya hace muchos años.
Se trata de una pieza tallada en un solo bloque de lava andesítica, de 3 metros de altura por 4 metros de anchura, en la que se ha excavado una puerta sobre la cual hay esculpido un relieve llano, cuyo dibujo recuerda los tapices de esta misma época.
En su aspecto religioso hubo mitos que plasmaron en sus esculturas, se podrá mencionar que la Puerta del Sol, ubicada en las ruinas de Tiahuanaco, constituye uno de los 28 monumentos más importantes de la época precolombina; tiene una escultura al dios Huiracocha. En las regiones del sur existe una escultura de un dios con dos varas en sus respectivas manos identificándose como Huiracocha… (Montalvo, 2017: 25, 27-28).
La Puerta del Sol es una de las piezas conocidas mejor trabajadas; pese a no estar terminada, como lo señalan muchos investigadores, representa el grado de perfección estilística lograda por los antiguos tiwanacotas, sus deidades estaban presentes en todas sus esculturas y construcciones.
(…) famosa portada monolítica que tiene grabada la imagen de lo que parece haber sido una divinidad principal de Tiahuanaco, un personaje de vista frontal que sostiene dos varas o bastones, uno en cada mano, que está acompañada de un conjunto de personajes secundarios que están en una especie de acto de adoración. Esta imagen, que ya se conocía en Pucará, también en Paracas y en Chavín, es el elemento mayor de la iconografía tiahuanaquense y sus epigonales. (Montalvo, 2017: 25).
Puerta de la Luna
La puerta se encontró parcialmente enterrada, ladeada y partida en dos, por uno de los lados. Pese a que actualmente está colocada en ese mismo lugar, se cree que era solo donde la estaban tallando, y no su ubicación final como parte de un edificio mayor en Kalasasaya o en la Pirámide de Akapana. Está labrado en un único bloque de piedra de diez toneladas de andesita. Pese a estar inacabada, sus bajorrelieves muestran el gran nivel que tenían los artesanos de la ciudad.
Tiene una altura de 2,23 m y un espesor de 26 cm. Está fabricada en piedra andesita mediante la técnica de tallado. Se trata de un monumento monolítico construido en un único bloque de piedra andesita que tiene en la parte superior un dintel decorado con un friso. El dintel de la puerta se encuentra ornamentado con altos y bajorrelieves (bajorrelieve) de motivos zoomorfos (cabezas de puma con boca de pez).
Monolitos
El monolito Bennett fue hallado a finales del mes de junio del año 1932 durante las excavaciones arqueológicas realizadas por el arqueólogo estadounidense Wendell Clark Bennett. Al monolito se le conoce también con el nombre de Pachamama, y se piensa que puede representar a una mujer.
(…) existen unos monolitos gigantes que siendo el más importante llamado Bennett que le pusieron en honor al investigador, pero son personajes de piedra de más o menos cinco metros de alto, quiere decir que los tihuanacoides manejaron técnicamente la piedra, la tallaron, le dieron signos, no es solo tallar a la piedra y así más le pusieron signos, cuáles son los significados, eso está por averiguarse, algo que va a ser muy difícil salvo que un arqueólogo se dedique bien a eso (…) (Montalvo, 2017: 57)
En el rostro rectangular destacan la nariz en forma de T y los ojos con forma cuadrada. Además, en la parte superior se puede observar una corona. Los brazos se encuentran representados doblados delante del cuerpo, está sosteniendo con cada mano un objeto: “se piensa que los monolitos simbolizaron a antiguos y poderosos ancestros míticos de la comunidad" (Rivera, 2011: 25).
Se puede deducir que los objetos que porta el monolito Bennett pueden ser un keru, es decir, un vaso ceremonial de forma troncocónica, más ancho a la altura de la boca que por la base. A la altura de la cintura se puede observar una faja ventral o un cinturón adornado con un relieve. Cabe resaltar que en toda la obra se puede apreciar una abundante decoración e iconografía grabada en bajorrelieve.
El monolito Ponce, también conocido como Estela Ponce o Estela 8, es un monumento datado aproximadamente entre los años 1580 a.C. y 1187 d.C. Está ubicado en: “la mitad este del Kalasasaya está ocupada por una plaza hundida, dentro de la que se yergue otra estatua colosal que recibe el nombre de Ponce Sanginés, quien la encontró y reerigió allí” (Protzen, 2016: 54).
Fue hallado en el año 1964 durante las excavaciones arqueológicas realizadas por el arqueólogo y restaurador boliviano Carlos Ponce Sanginés. Tiene una altura de 3 metros, una anchura de 79 cm y un espesor de 54 cm. Está fabricado en piedra andesita gris, mediante la técnica de tallado. Se trata de un monolito vertical antropomorfo, realizado en un único bloque de piedra andesita.
El monolito Fraile, de tres metros de altura, tallado en piedra arenisca. Fue bautizado por los primeros misioneros españoles, en realidad se trataría de un gobernante que en sus manos, la derecha tiene los dedos al revés, sostiene un bastón y un vaso ceremonial. Su rostro rectangular, con una banda en la cabeza y ojos cuadrados, presenta lágrimas.
Tiene una faja ventral decorada con cangrejos marinos, motivo por el que se ha sugerido que se trataría de una representación del “dios del agua”. En cuanto a su decoración, cuenta con altos y bajorrelieves de motivos zoomorfos, con elementos iconográficos como lágrimas con forma de pez, hombres alados, cóndores, águilas, plumas, etc., así como diversos elementos geométricos.
La estatua conocida como El Fraile se ubica en la esquina suroeste del Kalasasaya, o la gran piedra plana, a veces referida como Piedra Altar, ubicada cerca del centro de la pared balconera. El Fraile posiblemente estaba todavía enterrado cuando Squier visitó el sitio. (Protzen, 2016: 106).
A manera de conclusión, se afirma que la decadencia del imperio de Tiahuanaco se dio durante el siglo XI D.E.C., se barajan diferentes motivos para su colapso y posible desaparición, entre inundaciones, sequía, por ende, una migración y dispersión de la cultura. Sin embargo, su legado fue de innegable importancia para la humanidad, sobre todo en la arquitectura y la agricultura, donde destaca la creación de camellones o sukakollos para la producción agrícola haciendo frente a las heladas del Altiplano.
En cuanto a arquitectura, destaca el tallado de piedras de gran tamaño y gran técnica, la escultura con rica iconografía, destaca la ciudad de Tiwanaku, como centro ceremonial que llegó a tener aproximadamente entre 30000 y 60000 habitantes con grandes obras de carácter monumental, las cuales se encontraban alineadas astronómicamente y servían de calendario, gracias a todo este aporte es que el sitio arqueológico de Tiahuanaco fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO en el año 2000.
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